viernes, 26 de septiembre de 2014

El cura que abusó de Javier Paz no podrá dar misa ni estar a solas con menores

El obispo de Salamanca, obligado por el Vaticano, impedirá que Isidro López vista de nuevo el hábito, aunque no lo expulsará de la congregación

Documento con fecha lunes, 18 de agosto de 2014Publicado el lunes, 18 de agosto de 2014
Escrito por: Redacción.Fuente: Público.

Pese a las reticencias iniciales del obispo de Salamanca, que defendió la "presunción de inocencia" de Isidro López, la Congregación para la Doctrina de la Fe (actual órgano inquisitorial de la Iglesia católica) ha exigido que se prohíba al cura dar misa y estar acompañado de menores sin la presencia de un adulto

López, ya retirado, fue denunciado por Javier Paz, que declaró haber sufrido abusos sexuales desde los 10 a los 20 años. "Entre el año 1982 y verano de 1992 sufrí abusos sexuales por parte del cura al que ahora denuncio. En 1982 yo tenía 10 años", aseguraba Paz en el escrito de denuncia presentado el 30 de abril ante el Juzgado de Instrucción de Salamanca, al que tuvo acceso este diario.

"Estos hechos no pueden prescribir porque en mi caso, por ejemplo, empecé a recordar con 28 años", denuncia PazEn mayo, Carlos López, obispo de Salamanca, se negó a tomar cartas en el asunto y se limitó a apartar al cura de los focos. Paz escribió entonces una demoledora carta, en la que acusaba al prelado de reconocer "que Isidro había admitido los hechos" y "esconderle".

Carlos López acata ahora la decisión de El Vaticano, aunque no expulsará al cura. "La Congregación para la Doctrina de la Fe, habiendo valorado el conjunto de las pruebas recogidas en las actas del proceso y la situación personal del sacerdote acusado, ha decretado sancionarle con la prohibición del ejercicio público del ministerio pastoral", señala la prelatura, tal y como recoge El Plural.

Javier Paz ha expresado en La Tribuna de Salamanca que no le vale "que el cura se vaya a la cama con un 'padre nuestro' y la tripa llena". El objetivo del salmantino es lograr un cambio legislativo. "Estos hechos no pueden prescribir porque en mi caso, por ejemplo, empecé a recordar con 28 años", explica. Por eso dice querer "apuntar con el dedo a todos los culpables y ayudar a la gente a que tenga fortaleza", ya que cree que "la negación o la vergüenza no arreglan nada".

Javier Paz abusos Salamanca

El joven que le denunció por abusar de él acusó en junio al prelado de guardar un silencio hipócrita
El Plural

El obispo de Salamanca no ha tenido más remedio que prohibir oficialmente el ejercicio público del ministerio pastoral  por indicación de la Congregación para la Doctrina de la Fe,  órgano del Vaticano, al cura Isidro López tras un proceso penal administrativo ante la acusación de abuso sexual de menores. "El pastor diocesano pide a todos perdón", dice en un comunicado en el que también  se solicita la misericordia divina para López.  La víctima Javier Paz Ledesma, que denunció al cura por abusar de él desde los 10 hasta los 20 años, escribió en mayo una demoledora carta al obispo acusándole de guardar un  "silencio hipócrita".

Aviso del Vaticano
La  prelatura da cuenta de esta condena en una nota que ha hecho pública en su página web oficial: "La Congregación para la Doctrina de la Fe nos ha notificado la conclusión del proceso penal llevado a cabo en relación con el sacerdote de la diócesis de Salamanca, D. Isidro López Santos, acusado del delito de abuso sexual de menores".

Largo procedimiento
Refiere el obispado que se ha llevado a cabo "un largo procedimiento de investigación, primero de investigación previa de los hechos denunciados y posteriormente de realización de un proceso penal administrativo, una vez derogada la prescripción canónica de los delitos denunciados, que por el largo tiempo transcurrido habían prescrito civil y canónicamente".  Por lo que explica posteriormente el obispado, al cura (ya jubilado) no se le va a expulsar, pero no podrá decir misa.

¿Presunción de inocencia?
Para quien sí  ha sido el tiempo largo y terrible es para Javier Paz, la víctima que denunció al sacerdote. En mayo, el joven vio con asombro cómo el obispado lanzaba balones fuera con un comunicado hecho público al haber saltado el tema a la prensa en el que reclamaba la presunción de inocencia para el sacerdote que se abstendría cautelarmente de dar misa en público "para prevenir el posible escándalo de los fieles".

Dolor desde los diez años
Javier decidió escribir al obispo de Salamanca Carlos López Hernández, una carta valiente en la que le decía que se sentía en paz tras haber dado el paso de explicar lo que el cura le había hecho desde los 10 años "aunque ese dolor nunca desaparece. Dolor es lo que llevamos a cuestas las víctimas de abusos sexuales: dolor,  dolor y más dolor".

Se lo dijo al obispo en 2011
"Hablar me ha hecho persona", añadía. Y acusaba a renglón seguido: "Señor obispo, usted sabe de qué hablo ¿no? Le hablo de la verdad, la que usted conoce y esconde con palabras vacías argumentando tener conocimiento de causa por primera vez cuando sabe que usted y yo nos llevábamos reuniendo más de tres años".

"Al amparo de la casta eclesial"
Continuaba Javier apuntando con el dedo al prelado por su actitud en este caso y de la necesaria paz que las víctimas de abusos buscan:  "Esa paz robada en la infancia a manos de un sacerdote que , al amparo de una casta eclesial ha ido cambiando de parroquia –como suele ser habitual en estos casos- para escapar de la justicia y de las víctimas", añadía en la carta.

Jubiló al cura
Numerosas víctimas de abusos sexuales a manos de sacerdotes se dirigieron a Javier tras la denuncia para darle las gracias y animarle. Y eso también se lo comentaba al obispo al que recuerda que en 2011 le puso al tanto de los hechos y que el prelado respondió jubilando  al cura "ya consciente de su delito".

Silencio hipócrita, criminal
Con dureza, se refería a  "esa terrible cadena social que es la que les ha amparado hasta el día de hoy. A ustedes, señor obispo, y a los que usted y sus compañeros esconden. Esa cadena social que impone la vergüenza y que se estigmatice a las víctimas. Cuando la verdadera vergüenza son ustedes y su silencio hipócrita, inhumano, criminal".

Amparar la monstruosidad
Para Javier  el orgullo por su hijo es el motivo de que haya querido seguir adelante y  pregunta: "¿Sabe a qué me refiero, señor obispo? No, claro, usted nunca ha tenido un hijo, nunca ha querido a un hijo, a un niño de su sangre. De ser así no habría permitido y amparado esa monstruosidad que son los abusos a menores por parte de curas".

El miedo a la educación sexual
"Ahora entiendo el por qué le tenéis tanto miedo a una educación sexual en las escuelas. Perderíais ese reino de terror y abusos que habéis impuesto a lo largo de siglos de mentiras. Haríamos personas libres. No vulnerables", argumentaba.

Denuncias archivadas
En esa carta demoledora desafiaba al obispo la víctima del cura de Tejares:  "Vuelva a decir, como me dijo a mí en persona, que en función de unos rumores usted no podía hacer nada. Cuando tenía constancia de los abusos cometidos por Isidro López Santos, de las denuncias archivadas en Tejares"

"Compromiso con la verdad"
Dos meses después de esta carta a monseñor, la respuesta del obispado tras la demoledora verdad se resume en un comunicado tibio no exento de cierto triunfalismo. Dice el documento eclesiástico: "Con estas actuaciones, la Iglesia ha querido manifestar su compromiso con la verdad y la justicia, creando a la vez las condiciones jurídicas necesarias para garantizar la imparcialidad y la equidad en la comprobación de los hechos denunciados".

La buena fama
Y por supuesto: "salvaguardando en todo momento el derecho a la intimidad y a la buena fama de todas las partes implicadas, así como todos los demás derechos de las víctimas y del sacerdote acusado".

Le prohíben ejercer públicamente el ministerio
¿En qué quedan las cosas? Pues según señala la prelatura "finalmente, la Congregación para la Doctrina de la Fe, habiendo valorado el conjunto de las pruebas recogidas en las actas del proceso y la situación personal del sacerdote acusado, ha decretado sancionarle con la prohibición del ejercicio público del ministerio pastoral".

Tutelar el bien público
Eso sí, "la Diócesis de Salamanca manifiesta su compromiso con la tutela del bien público general y de la Iglesia en particular. Esta responsabilidad se concreta en la vigilancia y protección de los derechos de todos los fieles, pero de un modo especial, en la salvaguarda de los menores, los más frágiles y desprotegidos".

El pastor pide perdón
En este punto es donde el comunicado indica que la comunidad diocesana manifiesta "su profundo dolor por unos delitos que han lesionado la santidad del sacerdocio y han herido gravemente la vida cristiana de las víctimas y su comunión con la Iglesia" y "el pastor diocesano pide a todos perdón, expresando a la vez el compromiso de que actos semejantes no se repitan nunca más".

Misericordia para el cura
Expresa finalmente el obispado de Salamanca "su fraternal solidaridad a las víctimas y "exhorta a los fieles católicos a implorar la misericordia divina para el sacerdote que ha recibido la pena canónica y a otorgarle nuestro perdón cristiano".


El hombre que denunció al cura por abusos sexuales: ´Voy a dormir bien, aunque no se haya hecho justicia´ - La Gaceta de Salamanca, 6/8/2014

La medida adoptada por la Iglesia obedece a un "lavado de imagen" y es "una pose, teatro".

06.08.2014 | 10:18

 "Hoy voy a dormir bien. Estoy contento, aunque aún no se haya hecho justicia", publicó este martes en su cuenta de Facebook Javier Paz Ledesma, el hombre que denunció a Isidro López Santos, antiguo párroco de la iglesia de San Julián, por abusar sexualmente de él cuando era sólo un niño entre los años 1982 y 1992.Tras conocer la decisión de la Diócesis de Salamanca de impedir que el sacerdote, ahora jubilado, vuelva a ejercer el sacerdocio, el hombre que sufrió los abusos se mostraba cauto pero optimista.

A su vez, con respecto al comunicado de la Diócesis de Salamanca, la víctima aseguró que la medida adoptada por la Iglesia obedece a un "lavado de imagen" y es "una pose, teatro". Aunque reconoció que ha sido "un detalle" que el Obispado emitiera un comunicado haciendo pública su decisión y así "agachara la cabeza". También recordó que "la justicia canónica no es justicia civil" y por ese motivo emprendió un proceso judicial contra estos hechos, aunque el caso de los abusos sexuales había prescrito por el paso de los años.

En su opinión, la Iglesia "tiene miedo" y hay "mucha más gente afectada" por este tipo de actos. Por último, calificó de "falta de respeto" hacia su persona haber tenido que conocer por la prensa la noticia.


El Obispado de Salamanca prohibe decir misa al sacerdote Isidro López Santos, acusado de abuso sexual a menores - Tribuna de Salamanca 4/8/2014

Salamanca

Iglesia de San Julián, cuya parroquia ocupó el sacerdote acusado, Isidro López Santos


La diócesis salmantina advierte en un comunicado que ha tomado la decisión tras meses de investigación interna y a pesar de que el delito ha prescrito legalmente. El sacerdote no será expulsado, pero dejará de ejercer el ministerio pastoral.

04.08.2014

El caso, denunciado por Javier Paz en los juzgados salmantinos el pasado mes de mayo, sacó a la luz presuntos abusos sexuales por parte de Isidro López Santos a varios menores durante años, mientras éste actuaba como párroco de la iglesia de San Julián de Salamanca, en la década de los 80.

 

Tanto el denunciante, uno de los afectados, como otros de los menores que se sumaron a la causa a raiz del paso adelante de éste, eran conscientes de que el presunto delito habría prescrito en todo caso. Sin embargo, en su día explicaron que la denuncia se presentó para evitar que el sacerdote pudiera continuar con su actitud y, de algún modo, buscando una reparación moral a lo sucedido, que según sus impresiones podría haber afectado a muchos más menores que habrían callado por temor a represalias y por verguenza.

 

Ahora, según se desprende del comunicado hecho público por el Obispado de Salamanca, tras "un largo procedimiento, primero de investigación previa de los hechos denunciados y posteriormente de realización de un proceso penal administrativo, una vez derogada la prescripción canónica de los delitos denunciados, que por el largo tiempo transcurrido habían prescrito civil y canónicamente", la decisión final ha sido "sancionarle con la prohibición del ejercicio público del ministerio pastoral".

 

COMUNICADO ÍNTEGRO DEL OBISPADO DE SALAMANCA

 

La Congregación para la Doctrina de la Fe nos ha notificado la conclusión del proceso penal llevado a cabo en relación con el sacerdote de la diócesis de Salamanca, D. Isidro López Santos, acusado del delito de abuso sexual de menores.

 

La Diócesis de Salamanca y la Congregación para la Doctrina de la Fe han llevado a cabo un largo procedimiento, primero de investigación previa de los hechos denunciados y posteriormente de realización de un proceso penal administrativo, una vez derogada la prescripción canónica de los delitos denunciados, que por el largo tiempo transcurrido habían prescrito civil y canónicamente.

 

Con estas actuaciones, la Iglesia ha querido manifestar su compromiso con la verdad y la justicia, creando a la vez las condiciones jurídicas necesarias para garantizar la imparcialidad y la equidad en la comprobación de los hechos denunciados, y salvaguardando en todo momento el derecho a la intimidad y a la buena fama de todas las partes implicadas, así como todos los demás derechos de las víctimas y del sacerdote acusado.

 

Finalmente, la Congregación para la Doctrina de la Fe, habiendo valorado el conjunto de las pruebas recogidas en las actas del proceso y la situación personal del sacerdote acusado, ha decretado sancionarle con la prohibición del ejercicio público del ministerio pastoral.

 

La Diócesis de Salamanca manifiesta su compromiso con la tutela del bien público general y de la Iglesia en particular. Esta responsabilidad se concreta en la vigilancia y protección de los derechos de todos los fieles, pero de un modo especial, en la salvaguarda de los menores, los más frágiles y desprotegidos.

 

Esta comunidad diocesana manifiesta su profundo dolor por unos delitos que han lesionado la santidad del sacerdocio y han herido gravemente la vida cristiana de las víctimas y su comunión con la Iglesia. El Pastor diocesano pide a todos perdón, expresando a la vez el compromiso de que actos semejantes no se repitan nunca más. Así mismo, y sobre todo, expresa su fraternal solidaridad, su oración y apoyo humano y espiritual a todas las víctimas que han sufrido y están sufriendo las consecuencias de los hechos que han motivado el presente proceso penal. Por último, exhorta a los fieles católicos a implorar la misericordia divina para el sacerdote que ha recibido la pena canónica y a otorgarle nuestro perdón cristiano.



martes, 17 de junio de 2014

Víctima de abusos sexuales publica una carta abierta al obispo de Salamanca - Diario Público (www.publico.es) - 13/06/2014


OPINIÓN

Víctima de abusos sexuales publica una carta abierta al obispo de Salamanca

Javier Paz Ledesma, que ha denunciado a un cura por abusos durante diez años, desafía al obispo de la ciudad a negar los hechos

SHANGAY LILY Madrid 13/06/2014 10:04 Actualizado: 13/06/2014 11:50
Javier Paz Ledesma frente a los juzgados con su denuncia en la mano.

Javier Paz Ledesma frente a los juzgados con su denuncia en la mano.

Javier Paz Ledesma, el joven que denunció al cura Isidro López Santos por abusar de él durante diez años (de los 10 a los 20 años) en la parroquia salmantina de San Julián, tras conocer las declaraciones del obispo afirmando en uncomunicado del Obispado de Salamanca desconocer los abusos y pidiendo la presunción de inocencia para el acusado, ha decidido publicar una carta abierta dirigida a Carlos López Hernández, obispo de Salamanca. En ella le desafía a seguir negando cualquier conocimiento y le recuerda: "sabe que usted y yo nos llevábamos reuniendo ya más de tres años ... Ocasiones en las que usted reconoció que Isidro había admitido los hechos y aun así usted le escondió".
En la emotiva carta también le cuenta que "el dolor, el sufrimiento, el abuso no tiene cura. Se lleva toda la vida a cuestas, y modela tu comportamiento, tus conductas, tus maneras de relacionarte". Pero, sobre todo, le anuncia que hablar le ha rehecho como persona. "Me ha dado la paz necesaria para enfrentarme a la verdad y hacer de ella un estandarte que me empuje a seguir adelante sin dar un paso atrás".
Y ese estandarte ha animado a otra víctimas a ponerse en contacto con él e incluso a denunciar, como explica en su carta: "Le hablo de las víctimas que se han acercado a mí estos días tras la denuncia, víctimas de Isidro, víctimas de su silencio y connivencia, señor obispo, buscaban en mí conseguir un poco de paz". Y es que durante estas semanas le han contactado todo tipo de víctimas de abusos sexuales a manos de curas para animarle y agradecerle el gesto que quieren seguir. Desde una madre, de la que se sabrá en breve, hasta compañeros de parroquia que ahora han reconocido haber sufrido los mismos abusos, todo tipo de personas han sorprendido a Javier con sus confesiones, como reconoce en la carta. "Porque no hablo sólo de las víctimas de Isidro López Santos en San Julián, en Tejares, o de los menores que hayan podido ser abusados desde que usted le jubiló, ya consciente de su delito tras las conversaciones mantenidas entre usted y el que escribe. Conversaciones iniciadas en marzo del año 2011. ¿Se acuerda, señor obispo?", le espeta desafiante Javier al obispo.
"También hablo en nombre de las víctimas de otros sacerdotes y profesores de colegios religiosos que estos días se han acercado a mí, animándome y poniendo en mí su esperanza de que esto se resuelva y salga a la luz de una vez por todas", sigue Paz Ledesma, que no tiene reparos en hablar de casos concretos: "Por ejemplo, de una madre con un hijo aún menor, abusado en el centro privado cristiano Maestro Ávila de Salamanca. Y que sigue esperando que se haga justicia mientras los acusados siguen trabajando con menores en el colegio".
Pero ante todo denuncia "esa terrible cadena social [que] es la que les ha amparado hasta el día de hoy. A ustedes, señor Obispo, y a los que usted y sus compañeros esconden. Esa cadena social que impone la vergüenza y que se estigmatice a las víctimas. Cuando la verdadera vergüenza son ustedes y su silencio hipócrita, inhumano, criminal", para añadir que "se puede romper" como ha hecho él.
Porque si algo le espeta al obispo es que "ahora ya no tengo sonrojo en decir bien alto que fui abusado por un sacerdote, incluso siendo ya mayor de edad. A pesar de los comentarios de los que trabajan para ustedes en las redes sociales y se dedican a escupir veneno por sus bocas para desacreditarnos, incluso diciendo que ellos no se atreverían a dejar a sus hijos conmigo en un campamento".
Y aunque confiesa que esa verdad le haya supuesto perder a mucha gente, especialmente a familiares que ahora "se escabullen sin decir ni pio", Javier tiene un motor especial que le ha impulsado: su hijo. "El orgullo de mirar a tu hijo a los ojos y que te diga que el día que se encuentre con el señor malo que te hizo daño a ti y a más niños le va a dar un puñetazo en la colleja. Reconforta. Mi hijo, esa joya que hace que merezca la pena ver salir el sol cada mañana, y a al que con pocas palabras le he explicado qué pasó y lo ha entendido. ¿Sabe a qué me refiero, señor obispo? No, claro, usted nunca ha tenido un hijo, nunca ha querido a un hijo, a un niño de su sangre. De ser así no habría permitido y amparado esa monstruosidad que son los abusos a menores por parte de curas".
Porque aunque gran parte de la carta denuncia ese sufrimiento impuesto por la Iglesia, Javier afirma esperanzado: "Pero mi hijo no va a estar en ese oscuro mundo de mentiras y miedos en el que se mueven ustedes y me obligaron a moverme a mí. A mi hijo le he contado la verdad y la ha entendido fácilmente. Sin tapujos, sin tabúes, explicando lisa y llanamente la verdad. Y ahora entiendo el por qué le tenéis tanto miedo a una educación sexual en las escuelas. Perderíais ese reino de terror y abusos que habéis impuesto a lo largo de siglos de mentiras. Haríamos personas libres. No vulnerables".
Por todo eso le pide al obispo: "Vuelva a decir, como me dijo a mí en persona, que en función de unos rumores usted no podía hacer nada. Cuando tenía constancia de los abusos cometidos por Isidro López Santos, de las denuncias archivadas en Tejares. Denuncias, por otro lado, archivadas seguramente a cambio de un dinero sucio, que tapa bocas y permite que los menores enquisten una situación dolorosísima que a la larga va a marcar sus vidas, pues no se toman medidas terapéuticas adecuadas que eviten que el dolor lo devore todo, destruya sus vidas".
Y lo convierte en un desafío en la parte final, cerrando con un valiente: "Es un reto. Le desafío a usted y a sus superiores a decir que mis palabras son mentira y que desconocían los hechos". Un desafío que cimienta con un revelador: "No sólo le escondió, empezó un falso proceso canónico contra él, agotando mi paciencia, jugando con mi tiempo, con mi vida, con la justicia".
Habrá que esperar a ver si el obispo quiere aclarar la afirmación final de Javier en su carta: "Atrévase, si tiene valor, a desmentir mis palabras, señor obispo de Salamanca y que sea la verdad la que nos ponga a cada uno en nuestro lugar".
Por la gravedad de los hechos denunciados, sería de esperar que el obispo respondiese a la mayor celeridad posible, aclarando su participación en los hechos y la existencia de estas reuniones. De no ser así, el que calla ortorga.

El salmantino que denunció a un sacerdote por abusos sexuales publica una carta abierta al obispo de Salamanca - Tribuna de Salamanca - 13/06/2014


El salmantino que denunció a un sacerdote por abusos sexuales publica una carta abierta al obispo de Salamanca

Javier Paz Ledesma asegura que el obispo miente al declarar en un comunicado que desconoce los abusos denunciados, ya que "usted y yo nos llevábamos reuniendo ya más de tres años".
16.06.2014

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Javier Paz Ledesma, el salmantino que denunció a un sacerdote por abusar de él de los 10 a los 20 años en la parroquia de San Julián, ha escrito una carta abierta en el diario Público al Obispo de Salamanca, Carlos López, tras conocer un comunicado del Obispado en el que decía desconocer los abusos.

El salmantino asegura en la carta hecha pública que se reunió durante más de tres años con el obispo para tratar los abusos del sacerdote Isidro López y le recuerda: "Usted reconoció que Isidro había admitido los hechos y aun así usted le escondió".

Javier Paz reconoce además en esta carta que haber hecho pública su denuncia ha animado a otra víctimas a ponerse en contacto con él e incluso a denunciar: "Le hablo de las víctimas que se han acercado a mí estos días tras la denuncia, víctimas de Isidro, víctimas de su silencio y connivencia, señor obispo, buscaban en mí conseguir un poco de paz", dice.

Durante este tiempo, Paz Ledesma asegura que han contactado con él todo tipo de víctimas de abusos sexuales, entre ellos incluso compañeros de parroquia que ahora han reconocido haber sufrido los mismos abusos: "No hablo sólo de las víctimas de Isidro López Santos en San Julián, en Tejares, o de los menores que hayan podido ser abusados desde que usted le jubiló, ya consciente de su delito tras las conversaciones mantenidas entre usted y el que escribe. Conversaciones iniciadas en marzo del año 2011. ¿Se acuerda, señor obispo?", subraya el salmantino.

Además, el salmantino asegura que el obispo le dijo que "en función de unos rumores usted no podía hacer nada. Cuando tenía constancia de los abusos cometidos por Isidro López Santos, de las denuncias archivadas en Tejares. Denuncias, por otro lado, archivadas seguramente a cambio de un dinero sucio, que tapa bocas y permite que los menores enquisten una situación dolorosísima que a la larga va a marcar sus vidas, pues no se toman medidas terapéuticas adecuadas que eviten que el dolor lo devore todo, destruya sus vidas".

Por último Javier Paz reta al obispo: "Le desafío a usted y a sus superiores a decir que mis palabras son mentira y que desconocían los hechos". Y añade: "No sólo le escondió, empezó un falso proceso canónico contra él, agotando mi paciencia, jugando con mi tiempo, con mi vida, con la justicia".

http://www.tribunasalamanca.com/noticias/el-salmantino-que-denuncio-a-un-sacerdote-por-abusos-sexuales-publica-una-carta-abierta-al-obispo-de-salamanca/1402941582

Carta al obispo de Salamanca Carlos López Hernández - 13/06/2014


Carta al obispo de Salamanca Carlos López Hernández



Han pasado unos días desde que puse la denuncia, y salió publicada junto con el artículo y la posterior entrevista.

Un tiempo de ausencia necesario para asimilar el cambio que supone a nivel vital romper el silencio. Ordenar ideas, desahogarse, recibir ánimos de conocidos y extraños.

Me encuentro en paz. La verdad te hace libre, reconforta, abre puertas que dejan salir el dolor acumulado durante tantos años de sufrimiento. Aunque ese dolor nunca desaparece.

Dolor, es lo que llevamos a cuestas las víctimas de abusos sexuales: dolor, dolor y más dolor. Por los hechos en sí mismos. Las noches sin dormir, los días sin poder mirarte al espejo, sabiendo que ocultas algo terrible que te está carcomiendo. El dolor, el sufrimiento, el abuso no tiene cura. Se lleva
toda la vida a cuestas, y modela tu comportamiento, tus conductas, tus maneras de relacionarte.

Hablar me ha rehecho como persona. Me ha dado la paz necesaria para enfrentarme a la verdad y hacer de ella un estandarte que me empuje a seguir adelante sin dar un paso atrás.

Señor obispo, ¿usted sabe de qué hablo, no?

Le hablo de la verdad. Esa que conoce y esconde con palabras vacías, argumentando tener conocimiento de causa por primera vez cuando sabe que usted y yo nos llevábamos reuniendo ya más de tres años.

Le hablo de las víctimas que se han acercado a mí estos días tras la denuncia, víctimas de Isidro, víctimas de su silencio y connivencia, señor obispo, buscaban en mí conseguir un poco de paz.

Esa paz robada en la infancia a manos de un sacerdote que, al amparo de una casta eclesial, ha ido cambiando de parroquia -como suele ser habitual en estos casos- para escapar de la justicia y de las víctimas. Víctimas de obispos anteriores, que también ocultaron los hechos, y de sacerdotes que amparan a los culpables y los esconden en sus parroquias, dándoles un retiro dorado en su jubilación, permitiéndoles seguir trabajando con menores a pesar de conocer sus abusos.

Como el párroco Nacho Gómez Carreño, que me dijo estando ya jubilado Isidro López Santos en su parroquia, que por qué no le dejaba en paz, que le estaba yo haciendo mucho daño.

O Juan, el párroco del Carmen y Barbados, que me dijo al poco de empezar yo a recordar los abusos sexuales que lo dejara pasar, que haría mucho daño yo a los campamentos si me decidía a denunciar.
Pero todos ellos bajo su manto, señor obispo, con su consentimiento y bajo su mandato.

Porque no hablo sólo de las víctimas de Isidro López Santos en San Julián, en Tejares, o de los menores que hayan podido ser abusados desde que usted le jubiló, ya consciente de su delito tras las conversaciones mantenidas entre usted y el que escribe. Conversaciones iniciadas en marzo del año 2011. ¿Se acuerda, señor obispo?

También hablo en nombre de las víctimas de otros sacerdotes y profesores de colegios religiosos que estos días se han acercado a mí, animándome y poniendo en mí su esperanza de que esto se resuelva y salga a la luz de una vez por todas.

Hablo en nombre, por ejemplo, de una madre con un hijo aún menor, abusado en el centro privado cristiano Maestro Ávila de Salamanca. Y que sigue esperando que se haga justicia mientras los acusados siguen trabajando con menores en el colegio.

Hablo de adultos que estudiaron en ese colegio y que me han relatado sus experiencias. Personas que han llegado hasta mí después de romper yo el silencio que con tanto esmero habéis construido e impuesto.

Hablo de víctimas de otras partes de España, incluso de la ciudad en la que ahora vivo, alejándome del intenso dolor que Salamanca me clava. Víctimas que han visto que se puede romper la cadena social de la vergüenza que nos apunta con el dedo, convirtiéndonos a las víctimas en culpables y a los culpables en víctimas.

Esa terrible cadena social es la que les ha amparado hasta el día de hoy. A ustedes, señor Obispo, y a los que usted y sus compañeros esconden. Esa cadena social que impone la vergüenza y que se estigmatice a las víctimas. 

Cuando la verdadera vergüenza son ustedes y su silencio hipócrita, inhumano, criminal.

Pero ahora ya no tengo sonrojo en decir bien alto que fui abusado por un sacerdote, incluso siendo ya mayor de edad. A pesar de los comentarios de los que trabajan para ustedes en las redes sociales y se dedican a escupir veneno por sus bocas para desacreditarnos, incluso diciendo que ellos no se atreverían a dejar a sus hijos conmigo en un campamento. No, ya no tengo vergüenza, pues he roto el silencio forjado por una sociedad durante años, esclavizada bajo un régimen católico que ha impuesto, y sigue pretendiéndolo, unas normas que amparan a los culpables y condenan a las víctimas.

He roto el silencio, he dicho la verdad. He roto esas cadenas sociales que entre todos nos cargasteis a los niños víctimas de vuestros abusos. Y no tengo miedo a seguir diciéndola bien alto. Aunque hablar suponga que muchas personas que esperabas que estuvieran a tu lado desaparezcan, hagan mutis por el foro en silencio, refugiándose en su cobardía. Sin más.

Quizás sea lo que más duela: que familia, amigos, personas que esperabas que te abrazaran en los momentos difíciles, se escabullan sin decir ni pío. Familia, qué decir. Pocos quedan. La vida fue dura. Envenenado por el dolor dañas a tu entorno. Otros, que en teoría habían estado a tu lado más que nadie, desaparecen nada más poner la denuncia. No pueden poner en riesgo su posición.

Lo hacen por vergüenza. Tienen vergüenza de verse a tu lado. Y por miedo o cobardía, temen el poder que tenéis sobre la sociedad. Eso ha conseguido la Iglesia durante años, institucionalizar un delito y hacer culpables y apestosas a las víctimas.

Pero, por otro lado, tras romper el silencio, también llega aire fresco con personas que creías perdidas, o nuevas amistades que se implican y te apoyan.

Y sobre todo está el orgullo de por fin poderte mirar al espejo, saber que has hecho lo correcto a pesar de que te miren raro cuando llevas a tu hijo al colegio.

Pero ninguna mirada puede empañar el orgullo de mirar a tu hijo a los ojos y que te diga que el día que se encuentre con el señor malo que te hizo daño a ti y a más niños le va a dar un puñetazo en la colleja. Reconforta. Mi hijo, esa joya que hace que merezca la pena ver salir el sol cada mañana, y a al que con pocas palabras le he explicado que pasó y lo ha entendido. ¿Sabe a qué me refiero, señor obispo? No, claro, usted nunca ha tenido un hijo, nunca ha querido a un hijo, a un niño de su sangre. De ser así no habría permitido y amparado esa monstruosidad que son los abusos a menores por parte de curas.

Pero mi hijo no va a estar en ese oscuro mundo de mentiras y miedos en el que se mueven ustedes y me obligaron a moverme a mí. A mi hijo le he contado la verdad y la ha entendido fácilmente. Sin tapujos, sin tabúes, explicando lisa y llanamente la verdad. Y ahora entiendo el por qué le tenéis tanto miedo a una educación sexual en las escuelas. Perderíais ese reino de terror y abusos que habéis impuesto a lo largo de siglos de mentiras. Haríamos personas libres. No vulnerables.

Y es en nombre de esa verdad que tanto teméis que, desde este periódico donde me han dado voz, le exhorto a ratificarse en su afirmación, a decir de nuevo que no tenía conocimiento de esos abusos sexuales hasta que salió el artículo con mi denuncia.

Tenga el valor de decir que mis palabras son mentira. Atrévase a decir que usted no ha escondido a un delincuente de abusos conocidos por usted, que no le ha jubilado para evitar que esto trascendiera estando en activo. 

Vuelva a decir, como me dijo a mí en persona, que en función de unos rumores usted no podía hacer nada. Cuando tenía constancia de los abusos cometidos por Isidro López Santos, de las denuncias archivadas en Tejares. Denuncias, por otro lado, archivadas seguramente a cambio de un dinero sucio, que tapa bocas y permite que los menores enquisten una situación dolorosísima que a la larga va a marcar sus vidas, pues no se toman medidas terapéuticas adecuadas que eviten que el dolor lo devore todo, destruya sus vidas.

Atrévase a dar la cara y a negar todo lo que estoy expresando aquí, a repetir, como ha hecho en numerosos medios, no conocer los abusos y pedir “la presunción de inocencia para el sacerdote”. 

Es un reto. Le desafío a usted y a sus superiores a decir que mis palabras son mentira y que desconocían los hechos.

Y este desafío viene, por fin, de una persona abusada que ya no tiene miedo, de una víctima no solo de Isidro sino de la Iglesia que ampara y permite estas conductas, una víctima que se ha cansado de callar.

Una víctima de abusos sexuales que ha vivido un infierno con el consentimiento de obispos anteriores, que mantuvieron en silencio estos delitos.

Una víctima que se llama Javier Paz Ledesma, y que se ha reunido con usted, señor Obispo, en bastantes ocasiones. Ocasiones en las que usted reconoció que Isidro había admitido los hechos y aun así usted le escondió. No sólo le escondió, empezó un falso proceso canónico contra él, agotando mi paciencia, jugando con mi tiempo, con mi vida, con la justicia. Atrévase, si tiene valor, a desmentir mis palabras, señor obispo de Salamanca y que sea la verdad la que nos ponga a cada uno en nuestro lugar.

Sin más se despide de usted

Javier Paz Ledesma

http://es.scribd.com/doc/229500260/Carta-al-obispo-de-Salamanca-Carlos-Lopez-Hernandez